4º primaria / Módulo 1 Cuentos que inspiran / Lectura 1 ¿Por qué contamos cuentos?
¿Por qué contamos cuentos?
Lee el siguiente cuento. Las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en el glosario al final de la lectura.
Miguel estaba ansioso por escuchar la campana de la escuela, pues era el último día de clases y en cuanto saliera, sus papás lo llevarían a pasar unos días a la casa del abuelo en el Rancho de Fresnillo.
La profesora observó su reloj y se ¹percató de que faltaban unos minutos para la hora de salida, así que les pidió a los estudiantes que guardaran sus libros mientras ella les hablaba sobre las actividades que se podían realizar en las vacaciones. Todos escucharon atentos cuando, de pronto, la campana sonó en toda la escuela.
Miguel tomó su mochila, se despidió de sus compañeros y de su profesora; corrió a la salida, donde ya lo esperaban sus papás para llevarlo a la casa del abuelo Pepe. Miguel se subió al auto y preguntó:
—¿Ya vamos con el abuelo Pepe?
—Sí, justo vamos para allá. Tu maleta está en la cajuela— dijo la mamá de Miguel.
Miguel iba emocionado por visitar a su abuelo, pero como su casa quedaba muy lejos, se quedó dormido en el camino. Después de dos horas de viaje, el pequeño Miguel comenzó a respirar aire fresco y despertó. Cuando abrió los ojos, se asomó por la ventana y pudo observar el camino hacia el rancho. Emocionado, guardó sus cosas en la mochila para poder bajarse en cuanto llegara.
Se detuvieron justo en la entrada de la casa del abuelo Pepe. En ese momento Pulgas, el perro del abuelo, comenzó a ladrar anunciando la llegada de Miguel. El abuelo abrió la puerta, saludó a Miguel y a sus papás. Todos entraron a la casa, se sentaron a comer, platicaron un rato y Miguel empezó a jugar con Pulgas.
Comenzaba a oscurecer y los padres de Miguel se regresaron a la ciudad. Miguel se quedó jugando con Pulgas y el abuelo, quien quería mostrarle los trucos que le había enseñado al perro. Después de jugar un rato, llegó la hora de dormir.
—Vamos, Miguel. Por hoy ya hemos jugado bastante. Mañana podremos continuar jugando con Pulgas.
—Está bien, abuelo. Oye, ¿antes de dormir me puedes contar un cuento?
—¿Te gustan los cuentos? ̶ dijo con mucha curiosidad el abuelo Pepe.
—Sí, me encantan. En la escuela, la profesora nos deja leer algunos y en mi casa mis papás me cuentan cuentos antes de dormir. Por eso es que me gustan tanto.
—¿Tú sabes qué son los cuentos?
—Sí, la profesora Juana nos ha dicho que los cuentos son historias que nos hablan acerca de ²sucesos. También, nos dijo que algunos de ellos son escritos y que otros se dicen de boca en boca.
—Mira, mira. ¡Qué listo me saliste! Qué bueno que pones atención en lo que dice la profesora. ¿Sabías que algunos de los cuentos pueden ser ³ficticios y que otros pueden tener una parte de verdad? Aunque la mayoría son inventados.
—Claro que sí, abuelo—dijo seguro Miguel.
—Ahora dime, ¿sabes de dónde surgieron los cuentos?
—No, abuelo. No sé. ¿Tú sabes?
̶ Claro que sé. A mí también me gustan los cuentos, porque son parte de nuestras tradiciones y se han pasado de una generación a otra. Algunos de ellos fueron inventados desde hace muchos, muchos años. Los cuentos nacieron como una manera de compartir con los demás lo que sabemos. Desde que el ser humano tuvo la necesidad de comunicar lo que conocía, comenzó a transmitir estas cosas por medio de signos, señas y sonidos. Cuando surgió el habla, mucho antes de que la humanidad aprendiera a leer y escribir, todos contaban y escuchaban cuentos. Había narradores que los contaban mejor que otros, dándole su propia interpretación e imprimiendo sus emociones en cada palabra para hacerlos más creíbles e interesantes. Cuando se inventó la escritura, las personas pudieron escribir sus narraciones y hacerlas llegar a más y más gente.
—Abuelo, tú sabes mucho. ¿Qué más sabes de los cuentos?— dijo Miguel, muy sorprendido.
—Pues también sé que actualmente existen una gran cantidad de cuentos y la mayoría de ellos han sido plasmados en libros. Pero si los cuentos son tan antiguos, ¿tú sabes por qué seguimos contando cuentos hasta el día de hoy?
—Mmm… pues porque nos gusta seguir escuchando historias fantásticas.
—Sí, pero seguimos contando cuentos porque con ellos, podemos acercarnos a otras realidades para poder comprenderlas. Además, los cuentos tienen un ingrediente muy especial, pues nos permiten desarrollar la imaginación y la creatividad. Cuando leemos o escuchamos un cuento podemos recrear la apariencia de los personajes y el lugar donde se desarrolla la historia. También podemos crear un final diferente, muchos personajes o todo aquello que nuestra imaginación nos permita.
—¡Qué interesante, abuelo! Los cuentos son muy importantes entonces.
— Así es, mi querido Miguel. Lo son porque a través de ellos conocemos diferentes lugares, personajes, historias, épocas o incluso otras culturas. Pero lo más importante, es que nos llevan al gran mundo de la imaginación.
— Platícame más sobre los cuentos, abuelo— dijo Miguel curioso.
—Tranquilo, tenemos todas las vacaciones para contar cuentos. Por ahora, es momento de dormir porque ya es muy tarde. Hoy te conté sobre el origen de los cuentos y mañana podemos comenzar el cuento de “La mochila mágica”. Apuesto a que te va a encantar.
El abuelo, Pulgas y Miguel se levantaron del sillón, tomaron un poco de leche en la cocina y subieron a las recámaras a dormir.
4º primaria / Módulo 1 Cuentos que inspiran / Lectura 2 El día que gané el Nobel
El día que gané el Nobel
Lee el siguiente cuento. Las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en el glosario al final de la lectura.
Al fin, después de mucho tiempo, mi invento estaba listo. Era el trabajo de mi vida. Desde niño soñé con volverme un gran científico, crear algo que cambiara para bien la vida de las personas y por fin lo había conseguido. Estaba seguro de que mi innovadora máquina mejoraría al mundo dando una solución al problema del reciclado de la basura. Me sentía muy orgulloso por esto. Sin embargo, mi invento no era conocido. Se lo había mostrado a algunas personas en mi pueblo y a todas ellas les había gustado, pero fuera de mi localidad, nadie sabía de él. Pasé muchos días y semanas pensando en cómo podría hacer llegar mi invento a las demás personas. Un día, se me ocurrió mover el artefacto de un pueblo a otro, pero si la idea era que las personas tuvieran uno en cada casa, necesitaría llevar varias máquinas y en mi coche no cabían. Tampoco era buena idea hacer varios viajes en automóvil, porque cada vez los pueblos estarían más lejos y tendría que gastar más tiempo en mover pocos artefactos.
Debía de haber una manera más sencilla de darlo a conocer, pero, ¿cómo? Me puse a pensar en los científicos que admiraba desde que era niño. Recordé a Helia Bravo Hollis, una investigadora que estudió las cactáceas y cuyas contribuciones ayudaron mucho a su conservación; Mario Molina, quien advirtió a la humanidad sobre los peligros del agujero de la capa de ozono y Julián Ríos Cantú, que hizo un dispositivo para detectar el cáncer. Todos ellos no sólo ayudaron a las personas, sino que pudieron hacer que sus hallazgos e inventos fueran conocidos el mundo. Estaba seguro de que mi invento era igual de bueno y provechoso que las cosas que hicieron ellos, pero no lograba descifrar cómo distribuirlo. Entonces, me di cuenta de que sí había algo que mis ídolos habían hecho y yo no: escribir sus aportaciones.
Los tres habían hecho artículos de divulgación en los que describían lo que sabían. Si yo hacía un artículo, podría enviar el texto a muchos periódicos y revistas científicas, en las que se le explicaría a la gente cómo funciona mi máquina, cómo la hice y cómo se usa.
Puse manos a la obra y después de varios días, el artículo estuvo listo. Lo tenía todo: seleccioné el título, separé el texto en subtítulos y usé un lenguaje claro para que todo el mundo supiera de qué estaba hablando. Mandé el artículo a través de internet a unas revistas científicas. Yo creo que no sólo otros científicos lo leyeron, sino, también algunos periodistas debieron enterarse, porque comenzó a salir mi creación en las noticias y en los periódicos. Pronto comencé a recibir cartas y llamadas de muchas personas que querían tener mi invento en sus casas, sin duda alguna era la innovación del siglo. Algunas organizaciones humanitarias estuvieron buscándome para poder hacer llegar mi valiosa máquina a otros lados. Yo acepté, porque ayudar siempre fue mi idea y también pedí que se regalara en las zonas más vulnerables: mi invento fue creado para mejorar la calidad de vida de las personas, así que tenía que estar al alcance de todos.
Después de unos pocos meses, me llegó una carta muy importante: ¡había sido nominado para el premio Nobel de Inventos! No podía creerlo, estaba muy feliz. Mario Molina había ganado el Nobel de Química y ahora yo iba a ganar en otra categoría el mismo ¹galardón. Ese premio significaría que toda la gente conocería mi creación y podría ayudar al resto del mundo. Seguramente, muchos gobiernos apoyarían para que todos los habitantes de la Tierra la tuvieran.
Me arreglé y viajé a Europa para estar en la ceremonia de premiación. Dieron muchos premios esa noche y yo cada vez estaba más emocionado. Cuando llegó mi categoría, el presentador dijo que el premio era para un gran inventor que, sin duda, ayudaría a al mundo con una aportación sin ²precedentes. Hizo una pausa y ¡dijo mi nombre!
Era el momento de dar mi discurso de agradecimiento. Hice una lista de personas a las que quería agradecer: a mi mamá y a mi papá por apoyarme siempre, a mi perro Huarache por acompañarme todas las noches en mi cama, a Mario Molina, Helia Bravo y Julián Ríos por inspirarme y darme, en un momento de reflexión: la solución de difundir mi invento por medio de un artículo de divulgación.
Era mi momento, las cámaras estaban grabando, una luz iluminaba mi rostro y todos estaban atentos a que empezara mi discurso.
¡Riiiiing, riiiiing! ¡Riiiiiing, riiiiing! ¡Riiiiiing, riiiiiiiing!
Mi alarma sonó, Huarache me dio un beso en la cara con su lengua húmeda y me di cuenta de que no estaba recibiendo un premio Nobel de Inventos. De hecho, recordé que ese Nobel no existe y que todavía no soy un gran científico, sino un estudiante de primaria. Pero me sentí feliz. A partir de ese día, tuve mucho entusiasmo por trabajar para hacer de ese invento una realidad. Siempre me pregunté en cómo haría para hacer que el mundo conozca mis inventos y descubrimientos, pero ese día lo descubrí: debo estudiar, esforzarme y escribir para que todos sepan sobre mis futuros y valiosos trabajos. Seguramente, cuando ya sea científico, todo el mundo leerá las grandes cosas que escribiré.
4º primaria / Módulo 1 Cuentos que inspiran / Lectura 3 El niño que soñó con las estrellas
El niño que soñó con las estrellas
Lee el siguiente cuento sobre José. Las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en tu glosario y las palabras en cursiva serán anglicismos que son palabras del idioma inglés, pero las usamos en el idioma español.
Había una vez un pequeño niño llamado José Hernández Moreno. Este niño era originario de Michoacán y junto con toda su familia trabajaba en el campo cosechando pepino, jitomate, y fresa en Estados Unidos de Norteamérica.
A José le gustaba la escuela, en especial amaba las matemáticas; aunque se le dificultaba el inglés y por ello logró aprender este idioma hasta los 12 años.
Un día, José estaba viendo la televisión con su papá cuando pasaron una transmisión sobre la última misión Apolo. Ahí vio a Gene Cernan, el último astronauta que, hasta ese momento, había caminado en la Luna. Entonces José dijo:
—Yo quiero ir al espacio, me encantaría poder conocerlo.
—¿Te gustaría poder viajar al espacio?— Dijo el papá de José.
—Sí, me interesa mucho y sueño con poder estar ahí.
—Mira, hijo: te voy a dar la receta más importante de tu vida. Con ella podrás lograr todo lo que te propongas, incluido viajar a las estrellas.
—¿Cuál receta, papá?
—La receta para alcanzar los sueños tiene 5 ingredientes: el primero es identificar nuestra meta; después, ver qué tan lejos estamos de ella, eso nos permitirá hacer un plan para alcanzarla; la tercera es prepararnos, por supuesto esto es muy importante; la cuarta es estudiar mucho y finalmente, debemos esforzarnos para lograr eso que queremos.
̶ —¡Gracias, papá! Yo agregaría un ingrediente más a esa receta: la ¹perseverancia. Si no insistimos una y otra vez, no lograremos aquello que esperamos. Como cuando me enseñaste a andar en bicicleta: me caí muchas veces, pero nunca dejé de intentarlo.
—Así es, hijo. No importa el número de veces que te caigas, lo importante es levantarte y volverlo a intentar.
Y siguiendo esta receta, José se preparó y continuó estudiando en diferentes universidades.
La perseverancia jugó un papel importante en la vida de José, pues al sentirse listo intentó ingresar a la ²NASA, pero fue rechazado once veces. Sin embargo, él continuó intentándolo porque tenía muy claro que, para poder lograr su sueño, tenía que ser admitido ahí. Después, la vida de José dio un giro cuando al doceavo intento fue aceptado. Finalmente había logrado cumplir una parte de su sueño: ingresar a la agencia que le permitiría viajar hasta las estrellas.
Después de trabajar un poco más, la segunda parte del sueño de José se hizo realidad: ¡por fin pudo ir al espacio! Fue a bordo del Discovery, en la misión STS-128, donde tras seguir la receta de su padre, José alcanzó las estrellas y logró conocer el espacio. Actualmente, José es un astronauta reconocido e imparte varias conferencias donde comparte su historia de éxito.
4º primaria / Módulo 2 Los sueños como parte de la realidad / Lectura 1 Los hermanos Pinzones
Los hermanos Pinzones
Lee el siguiente cuento. Recuerda que las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en el glosario al final de la lectura.
Cuando nació el mayor de los hermanos Pinzones, se agrió la leche en la olla y se cayó el primer chayote de la enredadera. La tía Socorrito, a quien le gustaba hacer ¹profecías, aprovechó el momento para decir:
—La leche agria y el chayote indican que este niño que acaba de nacer va a tener un carácter agrio y espinoso. Es decir, va a ser insoportable.
Qué equivocada estaba la tía Socorrito. El niño nunca dio guerra y no lloró. Le pusieron Manuel y en adelante todos los que lo conocieron le dijeron Meme Pinzones.
Cuando nació el menor de los hermanos Pinzones cantaron los pajaritos y el campo se llenó de flores. La tía Socorrito profetizó:
—Este niño va a ser precioso y tan simpático que la gente se va a pelear por estar con él.
Los que la oyeron decir esto, voltearon a donde estaba la cuna y en ella vieron al niño con la boca abierta y llorando de coraje.
Le pusieron Guillermo y le decían Memo.
Memo Pinzones lloraba de hambre y le daban de comer, lloraba de miedo y venían a consolarlo; lloraba de envidia cada vez que le tocaba a su hermano la naranja más grande o el bizcocho más bueno. Lloró y lloró, pero creció grande y fuerte, aunque sintiéndose siempre triste.
Mientras Memo lloraba y crecía, Meme aprendió a leer sin que nadie lo enseñara. Esto se descubrió el día en que la tía Socorrito entró en el cuarto y encontró al niño en la ²bacinica, leyendo el periódico.
—Este niño va a ser licenciado –profetizó la tía Socorrito al ver esta escena.
Se equivocaba otra vez. Meme era tan bueno, tan dócil y todos lo querían tanto en su casa, que no se quisieron separarse de él y nunca lo mandaron a la escuela. En vez de estudiar, entró de ³aprendiz en la zapatería de su padre y allí se quedó. Fue zapatero toda su vida.
Memo, en cambio, daba tanta lata, que cuando tuvo edad fue a la escuela.
Desde el primer día de clases se hizo famoso. La maestra le ordenó a un niño que pasara al pizarrón y Memo empezó a llorar.
—¿Por qué lloras, niño Pinzones?
—Porque usted pasó a ese niño al pizarrón y a mí no.
La maestra hizo que el otro niño regresara a su lugar y le dijo a Memo que pasara al pizarrón.
Cuando Memo llegó junto al pizarrón, volvió a llorar.
—¿Por qué lloras ahora, niño Pinzones? – preguntó la maestra.
—Porque me pasa a mí al pizarrón y a los demás niños no.
Sus compañeros le pusieron “Guillermo Lagrimotas”, y así le dijeron hasta que Memo creció y fue el alumno más alto y fuerte de su clase. Entonces, dejaron de decirle Guillermo Lagrimotas y empezaron a decirle el Feroz.
Los estudiantes le tenían miedo y esperaban con ansias el momento de no tener que volver a ver al Feroz Memo Pinzones.
En esos días, hubo un concurso de 4composiciones sobre los Niños Héroes en el que podían participar todos los estudiantes de primaria de cualquier escuela de la República.
El premio se llamaba “La Vuelta al Mundo de un Estudiante”, que consistía en estudiar durante tres años en las mejores escuelas de Japón, Francia e India.
—Si este premio lo ganara el Feroz Memo Pinzones, no volveríamos a verlo en tres años— dijo el mejor alumno de la clase y el más chiquito, quien era una de las principales víctimas de Memo.
Propuso que entre toda la clase se hiciera una composición y la mandaran al concurso con el nombre de Memo Pinzones, con la esperanza de librarse de él. Sus compañeros aprobaron la idea y todos, niños y niñas, se reunieron varias tardes para trabajar en la composición sobre los Niños Héroes.
Ninguno 5escatimó esfuerzos y la composición salió tan bien, que fue premiada.
Toda la escuela fue al aeropuerto a despedir a Memo Pinzones y nunca se había oído cantar Las Golondrinas con tanta alegría.
Memo le dio la vuelta al mundo y regresó a México igual de feroz, igual de abusivo y sintiéndose triste, pero siendo famoso por haber sido el niño ganador del premio “La Vuelta al Mundo de un Estudiante”.
Gracias a esta fama, hizo una gran carrera, llegó a ser millonario y director de varias empresas. El día que juntó 100 millones, salió en televisión y el entrevistador le preguntó si era feliz con eso o si todavía quería más. Memo Pinzones contestó:
—Ni me basta con lo que tengo, ni quiero más. Yo lo que quería ser toda mi vida, era ser zapatero, como mi hermano.
4º primaria / Módulo 2 Los sueños como parte de la realidad / Lectura 2 Corriendo por la ciudad
Corriendo por la ciudad
Lee el siguiente cuento, las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en tu glosario.
En un pueblo llamado San Felipe Torres Mochas, ubicado en el norte de Guanajuato, vivía una niña llamada Cristina, ella era la hija más pequeña de su casa y tenía 18 hermanos, su mamá se dedicaba al hogar y su padre a la agricultura.
Cuando Cristina cumplió 5 años, se trasladó con su familia a la Ciudad de México. Ahí empezó a ir a la escuela y desde pequeña dijo:
—Yo quiero ser periodista.
—Tienes talento para contar lo que sucede, Cristina— dijo su mamá.
Cuando Cristina compartió su sueño en la escuela también recibió apoyo:
Las historias son muy importantes, pues nos hablan de lo que sucedió en la vida de las personas. Tú tienes pasión para contarlas— le decían Eva y María, sus profesoras.
Así, Cristina siguió desarrollando su gusto por contar historias. En la Ciudad de México tuvo la oportunidad de ir a la imprenta de Don Florencio, donde en cada visita ella sentía una gran emoción al observar cómo se imprimían los libros. A ella le gustaba imaginar que sus textos también eran publicados.
—Si te comprometes contigo misma y te esfuerzas puedes llegar a escribir y publicar lo que quieras. Eso tenlo por seguro— le decía Don Florencio.
Siguiendo su pasión por los libros y por contar historias, ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras Españolas en la ¹UNAM, dónde estudió la carrera de Letras Españolas y comenzó a escribir. Tiempo después, en una revista de espectáculos le otorgaron un lugar para publicar sus textos con la ²consigna de que si faltaba espacio para otras notas quitarían la suya.
—Sí, estoy de acuerdo y agradezco la oportunidad. Le aseguro que no será necesario quitar mis escritos— dijo Cristina muy segura de sí misma.
Tiempo después, Cristina tuvo razón, pues sus historias comenzaron a causar muy buena impresión. De esta manera, ella pudo tener contacto con otros escritores importantes, dueños de revistas y periódicos. Cristina no sólo se convirtió en escritora, también desarrolló otras habilidades y trabajó como editora, locutora y directora; además, colaboró en diferentes periódicos de la capital.
Así, poco a poco sus deseos se convirtieron en una realidad. Su vida pública cobró ³relevancia cuando fue invitada a participar como comentarista en el programa de televisión "Séptimo Día en el Canal 11", donde después fue contratada. Pero la parte más importante de su carrera llegó en 1980, pues empezó a conducir “Aquí nos tocó vivir”; y en 1997 se estrenó “Conversando con Cristina Pacheco” donde ella fue la presentadora.
Un día comenzó a 4indagar sobre Carlos Cordero, un atleta guanajuatense, dado que le pareció que tenía una vida muy interesante y, además, había nacido en el mismo estado que ella. Cristina buscó información y la manera de contactarse con él para poder entrevistarlo. Su esfuerzo rindió frutos, pues consiguió una entrevista para compartir con su público la vida y experiencias de Cordero, quien ya era un personaje 5ilustre en el estado.
El día de la entrevista llegó, Cristina y Carlos se encontraban sentados frente a frente. Los aparatos de audio estaban listos para comenzar a grabar. Cristina, fuertemente emocionada, se presentó con el atleta e inició con sus preguntas.
—Carlos Cordero, atleta mexicano y guanajuatense. Bienvenido y gracias por concedernos esta entrevista. Cuéntame, ¿de dónde surge el interés por correr?
—Cuando era adolescente, específicamente cuando cursaba el bachillerato, se anunció una carrera para seleccionar a los mejores corredores que representarían a la escuela y yo quería participar. Compartí la idea con mis amigos y ellos me animaron a competir, pero ellos no quisieron entrar. Después de eso, yo quedé en cuarto lugar, aunque para mí fue un logro importante, varias personas me dijeron que no servía para correr.
—¡Vaya! Carlos, pareciera que tu situación fue complicada en ese momento. Pero dime, ¿qué pasó después de que te dijeron que no servías para correr?
—Yo seguí practicando, ya que mi interés aumentaba. Un día, mi hermano, quien siempre me apoyó, me dijo que debía practicarlo como un deporte, dedicarle tiempo y esforzarme para ser mejor cada día y superar mis metas. Ese fue un momento crucial en mi vida porque ahí decidí seguir corriendo— dijo Carlos emocionado.
—Supongo que estas palabras de tu hermano fueron las que te impulsaron.
—Así es. A partir de ahí comencé a correr. Yo digo que en ese momento empezó la carrera por mi sueño, pues entrené y practiqué todos los días. Participé en varios torneos y gané los primeros lugares.
Pero, hubo un evento muy importante, el maratón Tangamanga en San Luis Potosí. Había varios competidores, pero yo no estaba dentro de los favoritos. Sin embargo, me esforcé mucho y yo fui quien ganó. En ese instante las personas comenzaron a ver mi potencial.
—¡Que emoción! Entonces trabajaste arduamente para poder llegar hasta dónde estás. ¿En qué carreras has participado además del maratón Tangamanga?
—Participé en muchas carreras con la ilusión de perseguir y alcanzar mi sueño, pero las más sobresalientes fueron los Juegos Panamericanos, los Juegos Olímpicos de Beijín, el Mundial de atletismo de Alemania, los Juegos Centroamericanos, el Maratón Lala de Torreón en 2009, el Medio Maratón de Mazatlán en 2010, el Medio Maratón de Dallas 2011 y en el mismo año participé en el Maratón de Londres y obtuve el 11vo lugar. Gracias a todas estas participaciones, la Unidad Deportiva Sur de Irapuato lleva mi nombre.
La conversación continuó por algunos minutos más y cuando concluyó, Cristina le agradeció a Carlos por compartir sus experiencias. La entrevista se transmitió en un programa de televisión con la finalidad de que las personas pudieran conocer un poco más acerca de la vida de Carlos Cordero, el maratonista mexicano.
Cristina es escritora de varios libros y ha sido reconocida con 38 premios, entre los que destacan el Premio Nacional de Periodismo, el Premio de la Asociación Nacional de Periodistas, Medalla al Mérito Ciudadano y un reconocimiento de la 6UNESCO por su programa “Aquí nos tocó vivir”.
4º primaria / Módulo 2 Los sueños como parte de la realidad / Lectura 3 Componiendo para crecer
Componiendo para crecer
Lee el siguiente cuento, las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en tu glosario.
El 31 de marzo de 1997 en Salamanca, Guanajuato, nació José Daniel, un pequeño que desde su nacimiento fue la adoración de sus padres. Como creció rodeado de músicos, desarrolló fácilmente la pasión por la música. Un día lo llevaron a un concierto que se volvió especial para él:
—¿A quién venimos a ver hoy?— preguntó Daniel.
—A la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato. Creo que te podría gustar. Incluso me atrevería a decir que te vas a impresionar –comentó el papá de José viéndolo con gran ilusión.
Y su padre no se equivocó. José Daniel se quedó inmóvil durante todo el concierto ¹fascinado por las notas que ahí se escuchaban. Fue una revelación profunda para su mente y ahí nació un interés especial por la música.
Saliendo del ²recinto, su papá se sintió confundido porque José no decía nada, lo que le hizo dudar si su silencio se debía a que el concierto había sido una mala experiencia, o si se había quedado sin palabras por lo mucho que le gustó. Esperó a llegar a su casa para preguntar:
—José, no has dicho nada en todo el camino. ¿Qué pasó?, ¿no te gustó?
—Papá, quiero ser músico. Lo que he sentido ahí no lo puedo explicar. Creo que puedo expresarme muy bien con la música, además de conocer a otras personas y aprender mucho de ellas.
—Ah, ¿Y qué instrumento te gustaría tocar?
—La guitarra.
—¡Pues no se diga más! Vamos a comprarla y recuerda que nosotros te apoyaremos en todo lo que tú decidas, pero hay algo que sí debo decirte: a la música hay que dedicarle tiempo y perseverar.
—Hoy siento mucha pasión, papá, así que no pararé. Sé que eso podría ³implicar muchos cambios y no tener tiempo libre, pero después de lo que he visto, sé que lo quiero hacer.
José no dejaba de platicar sobre lo que había visto esa noche, tanto que no quería cenar. Sus papás insistieron hasta que entendieron que la emoción no sólo había llenado su corazón, sino también, su estómago. Después, se fue a acostar con muchas ideas en la cabeza. Al principio no podía dormir, pero después de algunas vueltas en la cama y visitas al baño, por fin se quedó dormido.
De pronto abrió los ojos y no reconoció el lugar en el que estaba: ni la cama, ni la casa, ni la ropa eran las suyas; todo era como de otra época. Se vistió con lo que encontró en el armario y salió corriendo gritándole a su mamá. Cuál fue su sorpresa al descubrir que tampoco su mamá era la que él recordaba tener. En la cocina había una señora muy arreglada, como dispuesta a salir. Ella lo miró y dijo:
—¡José Daniel! Por fin despiertas. Vamos, come lo que te he dejado en la mesa que ya nos tenemos que ir.
—No entiendo. ¿Qué está pasando?, ¿Dónde estoy?
—¡Ay, hijo! Qué extraño estás hoy. Apúrate, porque de lo contrario no te llevaré a la central del ferrocarril a ver a todas esas personalidades qué tanto admiras.
Esas palabras lo intrigaron, así que decidió ver qué pasaría en la central y quiénes iban a llegar. Devoró todo lo que había en la mesa sin ⁴titubear.
Salieron de la casa y lo que José Daniel observó se parecía mucho a los lugares que su abuelo le mostraba en las fotos.
Al abuelo le encantaba contar las historias una y otra vez y a José Daniel le encantaba escucharlo, pues cada vez que se las contaba, eran exactamente igual.
Por fin, llegaron a la central del ferrocarril. José Daniel reconoció la estación por una de las fotos: ¡Estaba en la Ciudad de México! En los andenes de llegada, un ⁵tumulto de personas y la prensa se encontraban ⁶expectantes ante la llegada de un tren procedente de Tijuana. En los periódicos pudo observar que era 1929 y, de acuerdo a lo que su abuelo le contó, ese era un año 7álgido pues estaban por llevarse a cabo unas elecciones.
Entre las personalidades, José Daniel reconoció a Agustín Lara; el Tenor de la Voz de Seda, Juan Arvizu y el director de orquesta José Briseño. Pero hasta ese momento no había podido ver a quién realmente esperaban, así que se atrevió a preguntar a su mamá:
—Mamá, me imagino que quién viene en el tren es algún músico o una personalidad del medio porque veo a varias personas muy famosas.
—No cabe duda que algo te pasó en la noche. Bien sabes que está por llegar la llamada Madona de la Canción: la compositora guanajuatense María Grever, quien regresa triunfante luego de una larga temporada en Estados Unidos. ¡Cuántas veces hemos cantado sus canciones juntos sin parar! ¿Recuerdas? “Júrame que, aunque pase mucho tiempo no olvidarás el momento…”
En ese instante, José Daniel recordó que su abuelo le contó la trayectoria de María Grever, una de las compositoras más famosas de México. Varias de sus obras fueron todo un éxito al ser interpretadas por grandes cantantes como Libertad la Lamarque, José Mojica, Pilar Arcos, entre otros, también musicalizó varias películas.
A José se le había grabado en la memoria la historia de María Joaquina de la Portilla Torres, nombre original de María Grever, porque desde muy chica descubrió su gusto por la música al igual que él. A los 9 años, María ya había compuesto una canción. La Madona de la Canción revolucionó la imagen de la mujer de ese momento, ya que se dedicó a actividades que sólo hacían los hombres, además de ser la primera mujer compositora reconocida a nivel internacional.
José Daniel cerró los ojos y empezó a cantar la canción junto con su mamá de la época. Cuando abrió los ojos se descubrió en su cuarto actual y a su lado su mamá verdadera, viéndolo muy sonriente:
—¿Qué pasa, mamá?
—¿De dónde sacaste esa canción que cantabas entre sueños?
—Me la cantaba mi abuelo.
—Lo supuse.
A partir de ese día, la vida de José Daniel cambió y se dedicó de lleno a estudiar y especializarse en este arte musical.
Para cuando cumplió 22 años, ya había participado en un sinfín de concursos internacionales como el “XI John Duarte International Guitar Festival”, celebrado en 2009, en Rust, Austria; así como en el “XI Festival Julián Arcas”, realizado en 2010 en Almería, España. En ese mismo año, por su destacada trayectoria en el ámbito artístico, recibió el “Premio Estatal de la Juventud 2010” de Guanajuato; más adelante se sumaron muchos premios más: la 8presea “María Tomasa Estévez y Salas”; la presea “Bicentenario a lo Mejor de Nuestra Juventud Guanajuato”; un reconocimiento especial del “Premio Nacional de la Juventud 2012” y la presea “Jóvenes con Compromiso Social, Talento Juvenil 2013”.
En una de sus tantas premiaciones, le preguntaron a José Daniel por qué tocar la guitarra se había vuelto tan importante para él, comentó:
—La guitarra es también una búsqueda espiritual. Siento que es lo que más me llena en todos los sentidos y lo que me puede provocar más desesperación o 9euforia, además me acompaña en todos mis estados de ánimo. Los músicos y los artistas somos una especie de actores de sentimientos. Si quiero expresar desesperación, no es que la sienta en el instante, pero me gusta buscar en 10reminiscencias y experiencias que he tenido, así como, el momento adecuado que me ayude a transmitir la intensidad o el carácter que quiero tener. Entonces es cuando moldeo el sonido.
—¿Qué consejo le puedes dar a los jóvenes que, al igual que tú, se preparan para concursos esperando llegar a donde tú estás?
—Siempre hay nuevas técnicas, nuevas composiciones y corrientes. Lo tienen que ver más como una meta de vida que como una preparación para un concurso. Es fluir con la música. Esta carrera lleva un lado de sensibilidad, pero también incluye muchas cosas, hasta la vida se ve reflejada ahí.
4º primaria / Módulo 2 Los sueños como parte de la realidad / Lectura 3 Componiendo y tocando en un viaje por el tiempo
Componiendo y tocando en un viaje por el tiempo
Lee el siguiente cuento, las palabras resaltadas en negritas podrás encontrarlas en tu glosario.
El 31 de marzo de 1997 en Salamanca, Guanajuato, nació José Daniel, un pequeño que desde su nacimiento fue la adoración de sus padres. Como creció rodeado de músicos, desarrolló fácilmente la pasión por la música. Un día lo llevaron a un concierto que se volvió especial para él:
—¿A quién venimos a ver hoy?— preguntó Daniel.
—A la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato. Creo que te podría gustar. Incluso me atrevería a decir que te vas a impresionar –comentó el papá de José viéndolo con gran ilusión.
Y su padre no se equivocó. José Daniel se quedó inmóvil durante todo el concierto ¹fascinado por las notas que ahí se escuchaban. Fue una revelación profunda para su mente y ahí nació un interés especial por la música.
Saliendo del ²recinto, su papá se sintió confundido porque José no decía nada, lo que le hizo dudar si su silencio se debía a que el concierto había sido una mala experiencia, o si se había quedado sin palabras por lo mucho que le gustó. Esperó a llegar a su casa para preguntar:
—José, no has dicho nada en todo el camino. ¿Qué pasó?, ¿no te gustó?
—Papá, quiero ser músico. Lo que he sentido ahí no lo puedo explicar. Creo que puedo expresarme muy bien con la música, además de conocer a otras personas y aprender mucho de ellas.
—Ah, ¿Y qué instrumento te gustaría tocar?
—La guitarra.
—¡Pues no se diga más! Vamos a comprarla y recuerda que nosotros te apoyaremos en todo lo que tú decidas, pero hay algo que sí debo decirte: a la música hay que dedicarle tiempo y perseverar.
—Hoy siento mucha pasión, papá, así que no pararé. Sé que eso podría ³implicar muchos cambios y no tener tiempo libre, pero después de lo que he visto, sé que lo quiero hacer.
José no dejaba de platicar sobre lo que había visto esa noche, tanto que no quería cenar. Sus papás insistieron hasta que entendieron que la emoción no sólo había llenado su corazón, sino también, su estómago. Después, se fue a acostar con muchas ideas en la cabeza. Al principio no podía dormir, pero después de algunas vueltas en la cama y visitas al baño, por fin se quedó dormido.
De pronto abrió los ojos y no reconoció el lugar en el que estaba: ni la cama, ni la casa, ni la ropa eran las suyas; todo era como de otra época. Se vistió con lo que encontró en el armario y salió corriendo gritándole a su mamá. Cuál fue su sorpresa al descubrir que tampoco su mamá era la que él recordaba tener. En la cocina había una señora muy arreglada, como dispuesta a salir. Ella lo miró y dijo:
—¡José Daniel! Por fin despiertas. Vamos, come lo que te he dejado en la mesa que ya nos tenemos que ir.
—No entiendo. ¿Qué está pasando?, ¿Dónde estoy?
—¡Ay, hijo! Qué extraño estás hoy. Apúrate, porque de lo contrario no te llevaré a la central del ferrocarril a ver a todas esas personalidades qué tanto admiras.
Esas palabras lo intrigaron, así que decidió ver qué pasaría en la central y quiénes iban a llegar. Devoró todo lo que había en la mesa sin ⁴titubear.
Salieron de la casa y lo que José Daniel observó se parecía mucho a los lugares que su abuelo le mostraba en las fotos.
Al abuelo le encantaba contar las historias una y otra vez y a José Daniel le encantaba escucharlo, pues cada vez que se las contaba, eran exactamente igual.
Por fin, llegaron a la central del ferrocarril. José Daniel reconoció la estación por una de las fotos: ¡Estaba en la Ciudad de México! En los andenes de llegada, un ⁵tumulto de personas y la prensa se encontraban ⁶expectantes ante la llegada de un tren procedente de Tijuana. En los periódicos pudo observar que era 1929 y, de acuerdo a lo que su abuelo le contó, ese era un año 7álgido pues estaban por llevarse a cabo unas elecciones.
Entre las personalidades, José Daniel reconoció a Agustín Lara; el Tenor de la Voz de Seda, Juan Arvizu y el director de orquesta José Briseño. Pero hasta ese momento no había podido ver a quién realmente esperaban, así que se atrevió a preguntar a su mamá:
—Mamá, me imagino que quién viene en el tren es algún músico o una personalidad del medio porque veo a varias personas muy famosas.
—No cabe duda que algo te pasó en la noche. Bien sabes que está por llegar la llamada Madona de la Canción: la compositora guanajuatense María Grever, quien regresa triunfante luego de una larga temporada en Estados Unidos. ¡Cuántas veces hemos cantado sus canciones juntos sin parar! ¿Recuerdas? “Júrame que, aunque pase mucho tiempo no olvidarás el momento…”
En ese instante, José Daniel recordó que su abuelo le contó la trayectoria de María Grever, una de las compositoras más famosas de México. Varias de sus obras fueron todo un éxito al ser interpretadas por grandes cantantes como Libertad la Lamarque, José Mojica, Pilar Arcos, entre otros, también musicalizó varias películas.
A José se le había grabado en la memoria la historia de María Joaquina de la Portilla Torres, nombre original de María Grever, porque desde muy chica descubrió su gusto por la música al igual que él. A los 9 años, María ya había compuesto una canción. La Madona de la Canción revolucionó la imagen de la mujer de ese momento, ya que se dedicó a actividades que sólo hacían los hombres, además de ser la primera mujer compositora reconocida a nivel internacional.
José Daniel cerró los ojos y empezó a cantar la canción junto con su mamá de la época. Cuando abrió los ojos se descubrió en su cuarto actual y a su lado su mamá verdadera, viéndolo muy sonriente:
—¿Qué pasa, mamá?
—¿De dónde sacaste esa canción que cantabas entre sueños?
—Me la cantaba mi abuelo.
—Lo supuse.
A partir de ese día, la vida de José Daniel cambió y se dedicó de lleno a estudiar y especializarse en este arte musical.
Para cuando cumplió 22 años, ya había participado en un sinfín de concursos internacionales como el “XI John Duarte International Guitar Festival”, celebrado en 2009, en Rust, Austria; así como en el “XI Festival Julián Arcas”, realizado en 2010 en Almería, España. En ese mismo año, por su destacada trayectoria en el ámbito artístico, recibió el “Premio Estatal de la Juventud 2010” de Guanajuato; más adelante se sumaron muchos premios más: la 8presea “María Tomasa Estévez y Salas”; la presea “Bicentenario a lo Mejor de Nuestra Juventud Guanajuato”; un reconocimiento especial del “Premio Nacional de la Juventud 2012” y la presea “Jóvenes con Compromiso Social, Talento Juvenil 2013”.
En una de sus tantas premiaciones, le preguntaron a José Daniel por qué tocar la guitarra se había vuelto tan importante para él, comentó:
—La guitarra es también una búsqueda espiritual. Siento que es lo que más me llena en todos los sentidos y lo que me puede provocar más desesperación o 9euforia, además me acompaña en todos mis estados de ánimo. Los músicos y los artistas somos una especie de actores de sentimientos. Si quiero expresar desesperación, no es que la sienta en el instante, pero me gusta buscar en 10reminiscencias y experiencias que he tenido, así como, el momento adecuado que me ayude a transmitir la intensidad o el carácter que quiero tener. Entonces es cuando moldeo el sonido.
—¿Qué consejo le puedes dar a los jóvenes que, al igual que tú, se preparan para concursos esperando llegar a donde tú estás?
—Siempre hay nuevas técnicas, nuevas composiciones y corrientes. Lo tienen que ver más como una meta de vida que como una preparación para un concurso. Es fluir con la música. Esta carrera lleva un lado de sensibilidad, pero también incluye muchas cosas, hasta la vida se ve reflejada ahí.
4º primaria / Módulo 3 Mi proyecto integrador / Lectura 1 ¿Cómo cuento un cuento?
¿Cómo cuento un cuento?
Lee el siguiente texto que te ayudará a redactar tu propio cuento, presta mucha atención y si es necesario toma notas. ¡Te deseamos mucho éxito!
¿Recuerdas que un cuento es una narración, ya sea oral o escrita, en la que se relata una historia de ficción? Todos los cuentos tienen tres diferentes partes, las cuales son:
•El inicio: es cuando se presentan a los personajes principales y se narra un poco sobre su vida o su situación.
•El clímax: la parte en la que se presenta un problema o conflicto.
•El desenlace: en él se cuenta cómo se resolvió el problema.
Para que te quede más claro piensa en el cuento de Blancanieves: en el inicio, se nos cuenta que existía una princesa muy bella cuya madrastra le tenía envidia por ser más bella que ella. En el clímax, la madrastra manda capturar a la princesa, pero ella huye y se refugia con los enanitos hasta que la villana la engaña para hechizarla. En el desenlace, un príncipe rompe el maleficio de la madrastra dándole un beso de amor a la princesa.
Escribir es un proceso creativo que disfrutarás enormemente. Ahora te enseñaremos algunos trucos para escribir un cuento.
Te recomendamos siempre llevar contigo una pequeña libreta y pluma o lápiz para tomar notas, porque en cualquier momento te puede llegar la inspiración. También es aconsejable que, antes de escribir, visualices cada escena de tu cuento y trates de narrarla como si vivieras en ella.
Presta atención al estilo de tu historia, pues existen diferentes tipos de cuentos. Algunos ejemplos son:
•Cuentos fantásticos: en este tipo de cuentos suceden eventos
fantásticos o mágicos. Suelen tener personajes como dragones,
hadas, reyes y reinas, o animales que hablan entre otros.
•Cuentos de ciencia ficción: en ellos se hablan de hechos que no son reales pero que podrían explicarse por medio de la ciencia. Normalmente cuentan historias sobre viajes al espacio, robots, o experimentos. Sus personajes suelen ser científicos.
•Cuentos de terror: estos cuentos intentan provocar en el lector miedo o terror. Para ello se valen de personajes como fantasmas, vampiros, brujas entre otros, y suelen desarrollarse en espacios como casas embrujadas, cementerios, edificios abandonados, etcétera.
•Cuentos realistas: se caracterizan por presentar historias que carecen de elementos fantásticos. Tienen descripciones claras y dan la sensación de que lo narrado es real.
Basándote en la elección del tipo de cuento que escribirás, desarrolla los personajes de tu historia. Te recordamos que existen dos tipos de personajes:
•El personaje o los personajes principales: son los protagonistas a quienes les ocurrirán todos los acontecimientos de tu historia.
•El personaje o los personajes secundarios: aparecerán a lo largo de la historia acompañando a los personajes principales.
No olvides una cosa importante: cada uno de los personajes debe tener una personalidad definida. Por ejemplo, puede haber un personaje que siempre será valiente, u otro que analizará la situación a profundidad, o puede existir el que tiene miedo en la mayoría de las veces, entre otras características. Te recomendamos que realices una biografía para cada uno donde describas su personalidad. Los personajes deben ser creíbles, así que no olvides describir también sus defectos, virtudes, miedos, fortalezas e inseguridades.
Para ejercitar tu imaginación puedes inspirarte en un personaje y transformarlo usando tu creatividad. Por ejemplo, en lugar de que la protagonista tenga una caperucita roja puedes escribir que usa caperuzas de diferentes colores. ¿Y si en lugar de hablar de cerditos escribes sobre conejitos para que sean ellos los que le den una lección al lobo? También puedes basarte en un texto ya existente y cambiarle el principio y el final; el resultado puede ser muy interesante.
Para darle un toque distinto a tus cuentos puedes empezar la historia por el final o escribir finales alternativos para que el lector elija el que más le guste. Incluso puedes dejar la historia inconclusa para que quien la lea imagine cómo termina; a estos cuentos se les llama cuentos con final abierto. Estamos seguros de que con estos consejos podrás escribir historias impresionantes usando tu creatividad y creando mundos impresionantes. También estamos convencidos de que te convertirás en un autor que muchos querrán leer. En PIIL esperamos tu cuento para que nos hagas soñar con historias interesantes.
Antes de pasar a la parte de final de tu Proyecto Integrador, recuerda responder la evaluación final de este módulo.